La mujer de 49 años murió por asfixia violenta en su casa de San Ignacio el pasado 12 de enero

A casi 4 meses de investigación por el crimen de Graciela Soto continúa el interrogante de quién la atacó

A la espera de resultados de pericias y del aporte de casi 30 testigos citados por la Justicia, la causa sigue sin tener detenidos. El robo fue descartado como móvil del crimen
miércoles 08 de mayo de 2024 | 19:08hs.

A pocos días de cumplirse cuatro meses del asesinato de Graciela Beatriz Soto (49), la vecina de San Ignacio que el pasado 12 de enero fue hallada muerta dentro de su vivienda y cuya autopsia confirmó que murió por asfixia violenta, el expediente que investiga el crimen continúa a la espera de algún aporte testimonial o de resultados de informes periciales para identificar al agresor.

Si bien en primera instancia fue apuntado como sospechoso a la pareja de la mujer, el sargento de gendarmería Jorge César P. (55), los pesquisas no encontraron elementos para desacreditar la coartada del hombre. Y con esto, quién fue el responsable de la muerte de la mujer continúa siendo un verdadero misterio.

Además de las investigaciones realizadas por el Juzgado de Instrucción Dos de Jardín América, que interviene en el caso por subrogación, también se incorporó al expediente como querellante particular el hijo de la víctima, quien semanas atrás mantuvo charlas con el fiscal Jorge Fernández para interiorizarse de la causa y de los pasos a seguir en el caso.

En torno a los últimos avances que tuvo la pesquisa, este medio pudo saber que se llamó a declaración testimonial a cerca de 30 testigos, de los cuales un importante número ya dieron su aporte en sede judicial.

Lo que quedó claro a partir de los estudios preliminares de la autopsia es que Graciela Soto no se suicidó. Y que si existió una muerte violenta por la disposición de la cuerda que fue encontrada en el lugar, como así también el tipo de asfixia que se detectó en el cuerpo y que mediante estudios se apunta a la participación de un tercero para su ejecución. Tampoco se encontró cerca del cadaver una silla o algún otro elemento que la mujer halla podido utilizar para subirse y posteriormente colgarse como se pensó en un principio.

Esto hace sospechar que durante la madrugada de aquel viernes 12 de enero la victima fue atacada dentro de su casa.

Quien terminó con la vida de Soto asfixió con la cuerda a la mujer -ejerciendo fuerza desde atrás- y luego plantó un escenario de suicidio con la intención de ocultar el homicidio.

Se habla de madrugada como franja horaria del hecho ya que según el primer examen del médico policial que arribó a la vivienda se pudo advertir que por la temperatura corporal la víctima llevaba pocas horas sin vida. Aunque por el momento continúa el misterio de quién fue el responsable ya que en la vivienda no se encontraron signos de desorden ni de violencia en puertas ni ventanas. Incluso, el celular de Graciela fue hallado en una mesa de luz, como así también otros elementos de valor que había en el lugar.

Es más, el sargento de gendarmería ingresó con su propio manojo de llaves a la casa alrededor de las 6.20 de aquel viernes y se topó con el cuerpo de la mujer. En su declaración como testigo sospechoso, el hombre dijo que horas antes de conocerse el trágico final mantuvo distintas comunicaciones con su pareja, aunque dijo no haber discutido con ella. Y también mencionó a un vecino de la zona con el que tenía una enemistad como posible sospechoso, aunque las investigaciones descartaron de plano a este vecino.

Cabe mencionar que durante estos más de tres meses de pesquisa, desde el Juzgado de Instrucción Dos de Jardín América, se ordenaron distintas medidas. Entre ellas estudios científicos para confirmar la data de muerte. También el secuestro de distintas actas como ser libros de guardías, libros de patrulla y otros diligencias solicitadas oportunamente al Escuadrón 11 San Ignacio de la citada fuerza federal y que tienen como objetivo reconstruir los movimientos de la pareja de la víctima el día del hecho.

Además, se ordenó una pericia a los celulares de la mujer como del gendarme, aunque hasta ahora no se conocieron los resultados de estos informes.
Por el momento, el marido de Soto pudo corroborar su coartada. Esta indica que el día del hecho estaba trabajando y que fue él quien se topó con lo ocurrido. Es más, dos camaradas con los que el uniformado compartía patrulla declararon haber estado esa madrugada con el hombre, por lo que hasta el momento no se encontraron elementos para apuntar la responsabilidad del hecho en él.

Supuesta mala relación

Durante las primeras semanas de investigaciones, allegados a la pareja deslizaron una supuesta mala relación entre la pareja, aunque los pesquisas no lograron encontrar hasta ahora un aporte sustancioso que confirme esa versión.

Si se pudo determinar que horas antes de su muerte, Soto viajó a Posadas para realizar distintos tramites. Entre ellos, finiquitar detalles para un posible viaje a Brasil en donde al parecer tenía intenciones de ir a trabajar. Esto último también es un elemento que hace sustentar el móvil del crimen ya que no se ubicaron testimonios de alguna intención por parte de la mujer de quitarse la vida.

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