“Hay demasiada ideología y poco arte”

Domingo 20 de abril de 2014
Marcelo Moura. | “Viene un grupo de ingleses 35 años después y dedica el show a las Madres de Plaza de Mayo. Me parece un poco demagógico. En aquel momento había que estar. Hoy es un lugar cómodo, común”
Virus tocará hoy en el Centro de Convenciones, en el marco de Argentina. 200 años de Música. Previamente, a las 21, serán teloneados por los locales de El Rito. Antes del concierto, Marcelo Moura, el cantante de Virus desde que falleció su hermano, Federico, hace unos 20 años, fue entrevistado por El Territorio.
Los Moura son ciudadanos ilustres de La Plata, ciudad donde nacieron y desde donde revolucionaron el rock vernáculo. Pero también donde comenzaron a ser llamados como un grupo pasatista. Sin embargo, los Moura conocían de cerca la crudeza de la realidad. A más de tres décadas, uno de los hermano Moura, que era rugbier, sigue desaparecido. “Nos tuvieron ocho horas como rehenes”, recuerda Marcelo.
Como uno de los protagonistas de la new wave argentina, Marcelo Moura admite que lo de ellos fue “como el soldado que va adelante y liga todos los balazos”.
Dijo además que no se siente “identificado” con los recitales multitudinarios, como los que organiza el Indio Solari. “A mí me da un poco de impresión”.

¿Qué significó para ustedes ser nombrados Ciudadanos Ilustres de La Plata?

La verdad que es una de las cosas más gratificantes que nos han pasado, porque La Plata es una ciudad muy importante, es la capital de la provincia. Es un lugar en el que históricamente han nacido artistas muy importantes, básicamente musicales. Que una ciudad tan importante lo nombre a uno Ciudadano Ilustre, compartiéndolo con personas como Favaloro, Sábato, es como demasiado. Entonces, nada. Pasaron un montón de cosas cuando nos nombraron Ciudadanos Ilustres a Federico, a Julio y a mí. Estaba mi mamá para recibir el de Federico, post mortem. Se me vino un flash de cuando empezamos, muy chicos, con todas en contra, la desaparición de mi hermano, la muerte de Federico. La dictadura, que en La Plata fue muy cruel. Y después ya en el mundo del arte. Todos los primeros años de rechazo, como banales, como un grupo pasatista. Mis sentimientos eran esos. Se me venían a la cabeza como flashes, imágenes, de tantos años recorridos, con una línea de conducta, con una ética, nunca con una provocación, contestando a nadie, simplemente haciendo lo que nos interesa y amamos, que es la música. Son cosas que le hacen muy bien a uno.

Lo nombraste a Jorge, que fue desaparecido durante la última dictadura. ¿Se supo algo más respecto a él?
No. Pero no desapareció. Vinieron a mi casa más o menos 50 personajes, militares, policías. Nos tuvieron como ocho horas en mi casa, de rehenes. Y cuando él entró a la casa, absolutamente desarmado, caminando, como quien entra a su casa, le dieron un golpe en la cabeza. Lo desmayaron y se lo llevaron. La palabra desaparecido es un término que no me cabe en este contexto. Una semana después a mi mamá la llevaron. La vino a ver alguien y la llevaron a recorrer, le vendaron los ojos, le hicieron dar vueltas en el auto, como para despistarla. Y lo vio. Estuvo un rato con él. Le contó que esa semana lo habían torturado, que no había visto la luz. Le pidió que cuide de sus hijas, que sabía que no volvía. Fue una cosa que... Nosotros creíamos que era una estrategia para que hable, diga cosas. Y por eso le dijimos que no vaya. Pero la mamma es la mamma y quiso ir. Así que fue así. Después de ahí no supimos nada más, porque en realidad han asistido antropólogos que se están encargando de buscar los restos de los desparecidos entre los NN. La verdad, no nos suma nada seguir volviendo a la historia que a nosotros nos hizo mucho daño. Que nunca lo negamos ni mucho menos, pero ¿para qué volver a meternos en ese mundo? ¿Para saber cuáles son los huesos de mi hermano? Es mucho más lo que sufro que el resultado que puede haber.

Lo paradójico de todo esto es que en la época acusaban de frivolidad a Virus, sin saber lo que habían pasado ustedes en la dictadura...
Inclusive hay una historia muy famosa, en un festival que se hizo por Malvinas, en donde el único grupo que no participó fue Virus. Era el momento que se había prohibido pasar música extranjera por las radios. Entonces el rock hizo un boom en la Argentina. Y bueno, se hizo un festival para recaudar. Supuestamente para recaudar ropa, alimentos para mandar a Malvinas. Nosotros conocíamos la moral que tenían por entonces la dictadura militar. Y sabíamos que eso de ninguna manera iba a parar a... De manera que fuimos el único, absolutamente, que se negó a ir, con todo lo que eso implica. Eso implicó desaparecer de las radios, que eran todas manejados por el Gobierno. El Gobierno era militar. No funcionaba el Congreso. No funcionaba nada. Manejaban todo. Y por otra parte, peor, con el riesgo de vida. Porque estábamos en el Gobierno militar. No era que había pasado. Entonces, negarse a participar, públicamente, un grupo famoso, con todo lo que había vivido yo, en mi infancia... Todo el tiempo en mi casa estaba mirando a un costado, al otro. Por eso a veces me pasa que, no sé, viene un grupo de ingleses, 35 años después, y dedican el show a las Madres de Plaza de Mayo, y me parece un poco demagógico. Me parece que en ese momento había que estar. Hoy es un lugar cómodo, común, aplaudido por todos. Queda bien decir eso. Lo importante era decir cuando no quedaba bien, ¿no? Pero bueno, son cosas que pasan.

¿Qué te pareció la película Imágenes Paganas?
Hay un 80 por ciento que es precisamente documental. Y bueno, me encantó verla. Me movió muchísimas cosas. Porque están los recuerdos, una recopilación tan importante de datos, de lugares. Ver imágenes nuestras, de cuando recién empezábamos. Épocas mucho más difíciles. Me parece que hubo un trabajo de recopilación de material, de ensamble, que estuvo muy bien hecho. Me gustó, definitivamente. Después tiene una pequeña parte que no es documental, una historia paralela, con una chica, que es lo que no hace estrictamente documental a la película.

¿Por qué cuando se escucha a Virus se siente todavía que es música moderna?
La verdad es que no tengo una adjudicación puntual o que sea valedera. La década del ‘80 fue una década muy rica musicalmente. Maravillosa. Eso suele suceder, que hay ciclos. Son cosas cíclicas. Pero nosotros, al margen, creo que fuimos los primeros en romper con un estilo. Después, inmediatamente, aparecen Los Abuelos, Soda, que el primer disco lo producimos nosotros, con Federico a la cabeza, Zas, Los Redondos, Sumo, Los Cadillacs, Los Pericos. Fue una explosión. Ahora, creo que a nosotros nos tocó, con mucho orgullo, ser la punta de ese iceberg, con todo lo que implicaba esto. Implica que hoy me sienta orgulloso, porque en ese momento era como el soldado que va adelante y liga todos los balazos.

¿Coincidís con Charly García, que dijo que el rock que se hace acá es una “garcha atómica”?
No, en absoluto. No. Igual hay que ver el contexto en que lo dijo. Sí te puedo decir que tengo el gusto de ser amigo de Charly y hemos tocado mil veces juntos. Hace muy poco estuvo tocando con nosotros. Nos declararon también embajadores culturales de Buenos Aires, de Capital. Y nosotros no somos de la Capital. Hace muy poco el Gobierno porteño nos nombró embajadores culturales y se hizo un festival. Y tocaron varios músicos invitados: Vicentico, El Chano de Tan Biónica, Cachorro López, Charly. Andrés (Calamaro) a último momento faltó pero había ensayado todo. Ale Sergi. Un montón. Yo estuve con Charly, los dos juntos, con el piano y la voz. Y es una persona absolutamente brillante. Lo que pasa también, en ese contexto, se siente que es una cosa disparatada. La verdad es que conociéndolo no creo en absoluto que piense eso.

Él se refería particularmente a la falta de ideología que hay en las bandas de hoy....
Yo en ese sentido disiento totalmente. Me parece que hay demasiada ideología y poco arte. La ideología sería hacer las cosas por gusto, sin esperar nada a cambio, y mantenerse en su postura. Ser ético, ser laburador, ser profesional. Es ser loco a la hora de componer y subirte a un escenario. O sea, es una combinación de cosas. Ideológicamente creo que hay muchos grupos que son 50 veces más masivos que Virus. Y que son masivos no por el arte sino por una ideología. Es decir, congregan gente que del minuto cero hasta que termina el show está gritando. O sea que ni siquiera presta atención a lo que escucha. Entonces, creo que ha sido una característica muy típica del género de la década del ‘90, que fue para mi una década más de bandería, más de hinchada de fútbol, que como los seguidores son más, es complejo. Yo decía el otro día, con respecto al festival que dio el Indio en Gualeguaychú, que había 180 mil personas... No sé. Cada uno elige el camino que quiere elegir. Y a cada uno le vuelve lo que quiere que le vuelva. No sé. La verdad es que a mí  me da un poco de impresión. ‘Venimos de Ushuaia, hace cinco días que no dormimos. Estamos acá, haciendo pogo en patas. Está buenísimo’. Qué se yo. La verdad es que no me identifico con ese público. Lo respeto, por supuesto, está de más decirlo, pero me parece que hay mucha ideología, precisamente. Hay que tocar más, hay que hacer mucha más música.