El mapa de la explotación en clave de cine

Miércoles 20 de agosto de 2014
Filmando. | Fue el sábado, en el Encuentro Provincial de Mujeres.

El documentalista Ulises de la Orden y su equipo llegaron a Misiones para filmar imágenes de un largometraje que abordará la problemática de la trata de personas con fines de explotación sexual.
La película es una producción entre Untrefmedia y Polo Sur Cine, con el apoyo del Incaa. En principio, el estreno será en salas de cine a nivel nacional y luego, se proyectará en otros espacios del país.
“La idea es hacer una película didáctica sobre el tema, si bien cada día se habla más, todavía hay información escasa al respecto”, explicó el director, durante el rodaje en el Encuentro Provincial de Mujeres que se realizó el sábado pasado en la Facultad de Humanidades de la Unam.

Allí, el equipo registró los testimonios de las mujeres que debatían en uno de los talleres sobre trata de personas con fines de explotación sexual.
Dentro de ese tema, el filme se centrará en el varón que paga por sexo. “Es un problema muy complejo donde muchas veces se visibiliza a las mafias, a los proxenetas, a las connivencias en los distintos niveles del Estado con esta mafia, a las víctimas y muy poco se habla del actor imprescindible para que todo el sistema funcione que es el cliente. Queremos poner nuestro subrayado en ese tema: atacar esa hipocresía que tiene nuestra sociedad o ese doble estándar de moral, patriarcal”, explicó de la Orden.
El rodaje ya está casi en la etapa final. El equipo pasó por Córdoba, La Rioja, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Posadas y Encarnación. Recorrieron más de 4 mil kilómetros recogiendo testimonios.
“Encontramos los cabarets desmantelados. Vimos cómo esas wiskerías que estaban tan visibles y abiertas, ya no están más. Lo que sí vimos es que proliferan los hoteles alojamientos, y hay un cambio de modalidad en la organización del negocio sexual, ahora sucede en estos hoteles o en departamentos privados”, observó el cineasta.
Ulises de la Orden ostenta el récord de haber conseguido con su ópera prima, Río arriba (2007), la insólita cifra de 50.000 espectadores para un documental nacional y ocho meses consecutivos en cartel. Cuatro años después regresó a los cines argentinos con un nuevo trabajo: Tierra Adentro (2011) en el que brinda su visión sobre el genocidio contra los habitantes originarios de Pampa y Patagonia en lo que se denominó la Conquista del Desierto. El último filme que presentó fue Desierto Verde, un documental que indaga en el uso de químicos en la producción agropecuaria y el impacto en la salud de la población.
Con este documental sobre la trata de personas, de la Orden indagará en una temática inédita para su carrera como realizador. “En la medida que iba investigando, el tema me tomó. Me pareció urgente, súper necesario y muy silenciado”.

¿Qué idea tenían de Misiones y sus fronteras?
La idea que teníamos es bastante parecida a la que nos encontramos. Sabíamos que muchas mujeres que van consintiendo o sin su consentimiento a las redes de prostíbulos de Argentina, venían de Paraguay, puntualmente de un barrio de Encarnación que se llama Ita Paso, que es como el gran proveedor de materia prima. La idea era venir a filmar a Encarnación y Posadas como un lugar de tránsito.

¿Por qué se centraron en el varón que paga por sexo?
Compartimos la posición del Gobierno nacional que “sin cliente no hay trata”. Y el cliente es el que siempre está a salvo de la Justicia, del estigma social, y hasta de la visibilización, porque no da la cara. Llamalo como quieras, el cliente, el prostituidor, el putañero, el hombre que va y paga. Siempre está a salvo, aunque cada vez menos. Ya empieza a haber cierta condena social, empieza a no estar tan naturalizado. Entonces, para contar esa doble moral, ese doble estándar, esa hipocresía nos centramos en eso. Al mismo tiempo, nos encontramos con algunas posiciones de mujeres que se consideran trabajadoras sexual autónomas muy fuertes. Que también hay que escucharlas y entenderlas. Y eso hace que el problema sea más complejo todavía.