Una elegida

Miércoles 20 de agosto de 2014

Imposible no encontrarla en otro lugar. Siempre junto al aro, Natalia Ríos se siente en su “hábitat natural”. Jugadora de la selección argentina de básquetbol, hoy la rosarina integra el equipo de Tokio que juega el Torneo Federal y que es un serio candidato al título. “Me atrapó con facilidad el proyecto del club y me siento muy cómoda en Posadas”, analizó.
Con 33 años, es una de las líderes natural del equipo de Juan José Dieguez, su experiencia la respalda y su carisma la lleva a comandar un grupo que se muestra unido. “Es un gran equipo y yo me siento una más. Tal vez mis años en el básquet sirven para resolver ciertas cuestiones y agradezco ser la capitana, por primera vez en mi carrera”.
Además, sencilla como se muestra, añade: “Yo me siento a la par de todas, soy una más y las apoyo en todo lo que puedo”.


¿Cómo comenzaste tu carrera?
A los 5 años empecé a jugar al básquet en el club Libertad, un club de barrio, cerca de mi casa, comencé con mi hermana y desde ahí no paré.
En el 2001 me hice profesional al irme a jugar a Lanús y desde ahí ya pasé a clubes de Italia, donde jugué ocho temporadas; también tuve un breve paso por España.

¿Cómo fue pasar de jugar en el país a irte sola al Viejo Continente?
Fue difícil. Primero fui tres meses a Italia y el cambio fue muy brusco por la intensidad y empezar a entrenar doble turno, todo muy profesional. Después me volví y ya me quedé, pero ahí me lesioné y comenzó todo un proceso nuevo.
Además, estar afuera no es sencillo; se extraña, el doble turno es difícil y todo es básquet. Y hay que rendir al 100 por ciento todo el tiempo. Así que respirás y vivís básquet en cada momento y así comenzás a entender que eso es tu trabajo y tu cuerpo tu instrumento; entonces te tenés que cuidar.

¿Cómo afrontaste la recuperación tan lejos?
Triste, pero eso me hizo fuerte. Igual tuve la suerte de estar en clubes con buena gente y mis compañeras me ayudaron un montón. La lesión en sí misma era rara porque era de cartílagos; después me operé, mi último paso por el quirófano fue por 2008, y ahora estoy muy bien.
Superar una lesión lejos de tu familia no es fácil y menos si tenés que pasar cinco operaciones!!! Y cuatro de ellas en Italia, pero busqué al mejor doctor y todo salió bien. También así hoy valoro muchísimo más lo que hago porque no es para cualquiera estar afuera de la cancha y ver cómo los otros juegan, pero el básquet para mí es una pasión y va más allá de que incluso sea mi trabajo y cobre por eso.

Seguramente eso te ayuda hoy como capitana…
Sí; por suerte hoy lo puedo contar y, si tengo una compañera que le pasa lo mismo y está triste, desde mi experiencia puedo ayudarla y decirle ‘si yo lo superé, vos también’; las lesiones te hacen crecer mucho como persona.

¿Cómo fue sumarte al proyecto de Tokio?
El año pasado estuve hablando con Juanjo  Dieguez (entrenador) y desde que volví de Italia estuve jugando ligas sudamericanas; estuve en Bolivia, después en Ecuador. Y este año desde que empezó el Federal tenía ganas de jugarlo y la Confederación Argentina de Básquetbol puso fechas que permiten jugar en el país y después volver a jugar afuera y me sumé.
Además, Dieguez me contó del equipo competitivo que tenía, con una cubana, una estadounidense y una paraguaya; y lo que valoré fue la parte de competencia, porque sabés que vas a jugar una final y está bueno eso.
También me siento súper bien y contenta, es muy distinto a la vida de afuera. Acá encontré personas espectaculares, un grupo de compañeras con el que nos divertimos adentro y afuera de la cancha.

¿Cuáles son las expectativas para lo que se viene?
Nos falta medirnos con equipos más fuertes y queremos un poco más de roce para ver cómo reaccionamos con equipos de más nivel. Lo que se viene es una intriga, recién en la fase final, en el  sextogonal, sabremos para qué estamos.

¿Cómo ves al básquet femenino en Argentina?
No están viniendo muchas jugadoras de abajo, ha caído el nivel pero no sé bien a qué se debe, tal vez por falta de actividad en el minibásquet, pero veo que decayó el nivel. En este punto el Torneo Federal es positivo para que se renueve la acción entre las mujeres y ocupen un nuevo lugar en la agenda nacional de este deporte.
A nivel selección sí sé que están innovando, yendo al interior, y se está construyendo un ciclo nuevo en la Primera y están renovando a las chicas con más jóvenes pensando en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Ese proceso cuesta, el recambio es normal estos los ciclos.

¿Qué te dio y qué te quitó tal vez el básquet?
Te quita un montón de cosas a nivel afectivo, el no poder estar pesa, pero es un camino que elegí y lo seguiré eligiendo porque pesa más lo que te da.
Hacer lo que te gusta y que te paguen es una meta cumplida, pero llegar no es fácil porque hay mucha presión de los clubes; si estás afuera sobre todo, porque tenés que rendir, estar siempre lo mejor posible, bien entrenada y no mostrarte cansada, cuidarte con las salidas, no acostarte tarde… pero la pasión es la pasión y prefiero mil veces prohibirme salidas y seguir jugando a no estar en una cancha.
Tal vez esto sea así porque estoy en la última etapa de mi carrera y la disfruto de otra manera. Yo jugaría al básquet toda la vida.

Y después de una vida dedicada al básquet, ¿qué hay?
 El después es súper difícil y ahora lo empiezo a pensar un poco más. Nunca me puse a hacerlo seriamente por miedo… lo único que sé hacer es jugar al básquet. Siempre digo eso (risas). Yo espero que se me abra una puerta.
Si empiezo a “tirar” currículums y está vacío… en lo deportivo lleno, pero uno “normalito” no tiente nada… es raro. Siempre mi objetivo era comprarme una casa, y ya compré la mitad de mi casa (dice entre risas), pero algo es algo.
¿Qué le dirías a un padre que está en dudas de mandar a su niña a jugar al básquet?
Que no lo dude, que capaz no llegue a ser un gran jugador pero seguro va a ser una gran persona y le va a dar herramientas para la vida. A mí me dio diversión, amistades, la vida sana del club. Además, seguro no vas a estar en la calle y el deporte en general te ayuda en el día a día, con el pasar una pelota ya estás compartiendo algo; las regla de juego son perfectamente adaptables a la vida.


10 años vistiendo la camiseta de la selección argentina
“Estuve 10 años vistiendo la camiseta de la selección, desde el 96 pasé por Cadetes, Juveniles y Mayores. Y mi inicio se dio naturalmente desde que me vieron jugar; de todas maneras, a las chicas del interior se nos hace más trabajoso acceder a la selección porque hay que viajar mucho. Tal vez por eso empecé a disfrutar de más grande a la selección y fue cuando realmente me di cuenta en el nivel que estaba, sobre todo al verme en los mundiales. Estuve en China 2002 y en Brasil 2006, que fue cuando logramos un histórico noveno lugar.