El sol del 24M

Lunes 21 de abril de 2014
Lo que sigue pasó hace un mes y habrá que verificarlo el año que viene, pero no deja de ser cuanto menos curioso: es la teoría de cierto conjuro simbólico. El 20 de marzo estuve en Posadas, regresé a la ciudad de Buenos Aires el 23 a la tarde, llegué a Retiro al alba del 24. Caminé, aún a oscuras, por las recovas ribereñas hasta la Casa Rosada. A las 06:45 del 24 estaba en Avenida de Mayo y 9 de Julio viendo los preparativos (pancartas, guirnaldas) del acto del Día de la Memoria y la Justicia, y desde allí vi aparecer el sol (06:59) por detrás de la Casa de Gobierno, y vi que estaba alineado rectamente con el eje de la Avenida de Mayo; sus rayos pasaban por el Cabildo, llegaban hasta el Congreso, y pensé si no ocultaba esta efeméride de crepúsculo matinal algún signo esotérico que haya influido en los golpistas del 76.
Se sabe: el sol sale del este, cada día se corre unos grados hacia el norte hasta alcanzar cierto punto infranqueable, y entonces se desplaza en sentido retrógrado hasta el punto de partida, y que su salida fue siempre materia de augurios y señales, lo dice la historia: los egipcios se regían por estos “datos” del cielo para calcular la crecida anual del Nilo; los jesuitas levantaron sus reducciones con esta orientación, y los masones lo llaman el Oriente. No es de extrañar que Videla & Cía. en su mesianismo sin par, sirviéndose del simbolismo solar hayan elegido precisamente el día del golpe por este motivo. Ni el 23, ni el 25: fue el 24 y más allá de su plan perverso y táctica escalofriante, no se sabe muy bien por qué se eligió la madrugada de ese día “iluminado” para derrocar a Isabel.
Tampoco es novedad que los dictadores apelen al más allá para sustentar sus objetivos: el propio Hitler consultaba magos, astrólogos y brujos. “Esta Junta viene a gobernar para restituir las leyes... este día luminoso será recordado por años...” parece decirnos un eco soberbio y lejano, y podría reconocerse en su tono patético cierta afonía mefistofélica.

Aguará-í