El enemigo oculto

Lunes 21 de abril de 2014
El planteo de los vecinos se repite en barrios tan distantes como Villa Urquiza, Itaembé Miní y Villa Lanús de Posadas. Denuncian el accionar de pandillas, robos sin fin. Advierten sobre la proliferación de baldíos que funcionan como aguantaderos y donde se esconden los delincuentes. Aseguran que les cobran peaje. Mencionan que las pandillas llegan de otros barrios y que atacan en grupos de 6 u 8. Enumeran robos de bicicletas y motos y ataques de motochorros que arrebatan carteras a las mujeres.
Curiosamente también los vecinos del barrio Schuster de Oberá alertan por el alto nivel de consumo de alcohol y pastillas entre menores de edad, que se juntan en la plaza y producen desmanes y miedo. Y ellos también llaman la atención por los baldíos y el abandono de las plazas.
Todos piden más presencia policial y más recursos para las fuerzas de seguridad, pero también cuestionan su accionar. Además solicitan la limpieza de los baldíos e insisten en que parte del problema se genera en que los atacantes son menores y recuperan la libertad al poco tiempo de ser demorados.
De fondo, en todos los casos, aparece el drama de la droga. Todos los vecinos lo mencionan. Chicos drogándose en la plaza con alcohol y pastillas. La mala junta que los inicia en las adicciones. Las dificultades que como padres afrontan para proteger a sus hijos o para rescatarlos si cayeron. No lo piden, pero sin un profundo trabajo de prevención y rehabilitación de las adicciones, la paz no volverá al barrio.

María Marta Fierro
Prosecretaria de Redacción
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