El centro geográfico de Europa puede ubicarse en Polonia, más precisamente -según el método del cálculo- en la ciudad de Torún, a orillas del río Vístula. Los orígenes de Torún se remontan al 1200 a.c. y en tan larga historia acumula gran cantidad de monumentos; posee una superficie de 100 kilómetros cuadrados y su población es de 200 mil habitantes; fue anexada a Alemania en el '39 durante la Segunda Guerra y llamativamente sus monumentos se mantuvieron intactos e integran el catálogo del Patrimonio de la Humanidad.
Pero dos cuestiones otorgan a Torún cierta relevancia; primero, una que atañe al mundo en general, y segundo, otra que la vuelve un entrañable lugar para los misioneros en particular.
En el año 1473 nació en Torún Nicolás Copérnico, doctor en derecho y medicina que revolucionó las concepciones cosmológicas de la época cuando publicó su libro “Sobre las revoluciones de las esferas celestes”, en 1543. Copérnico fue también matemático y astrónomo y el mundo de las ciencias le debe haber interpretado el funcionamiento de la relojería del sistema solar teniendo en cuenta el movimiento aparente de los planetas debido al movimiento mismo de la Tierra, que hasta entonces “estaba quieta en el centro” (geocentrismo).