Docentes preocupados por alumnos que pasan mucho tiempo en la web

Martes 2 de septiembre de 2014 | 06:59hs.
Control. | Señalaron fundamentalmente que los padres deben establecer límites en el uso de los aparatos tecnológicos. | Foto: Gentileza César Lasso

Las nuevas tecnologías influyen en los hábitos de los adolescentes, que prefieren restar horas de descanso por estar conectados a las redes sociales. La mayoría no duerme antes de las 2 de la mañana, mientras otros amanecen frente a la pantalla.


En conversación con El Territorio, docentes pertenecientes al área de orientación y apoyo al alumno de varios establecimientos, de esta ciudad, se mostraron preocupados por la falta de horas descanso que repercuten en la conducta del adolescente dentro del aula.


Sostuvieron que la problemática afecta principalmente en el rendimiento académico del joven, que llega a la escuela cansado, desmotivado y tiende a aburrirse. Esto acarrea dispersión durante la clase.


En Estados Unidos, en el diario The New Times explicaron que esta conducta del adolescente forma parte del fenómeno ‘phonbie’ o ‘vamping’, que refiere a la dependencia del joven por permanecer en las redes.


En los establecimientos educativos locales, en algunos casos, el docente debe retener el dispositivo móvil del estudiante, que quiere continuar conectado a la red para contestar mensajes de Twitter, Facebook o Whatsapp. Según explicaron especialistas, la constante conexión genera la necesidad, cada vez mayor, de invertir más tiempo en espacios virtuales.


Graciela Aguirre, licenciada en Trabajo Social, integrante del equipo de orientación y apoyo del Colegio Comercio Nº6 Mariano Moreno, expresó: “Los chicos acceden a diferentes redes sociales y muchos padres no pueden ejercer control, salvo que le saquen el celular, pero en general no hacen eso. Más bien dejan esa responsabilidad en ellos y ahí es cuando el joven pierde la posibilidad de entender que hay horarios para dormirse, recrearse, hacer tareas o alimentarse”.


Al naturalizar la excesiva utilización de los dispositivos tecnológicos, el adolescente lleva hábitos aprendidos de su hogar a la escuela. Por ese motivo, los educadores se ven en la responsabilidad de tener que marcarles límites y “a veces les quitan el celular porque obstruyen el trabajo del docente con jueguitos o chateando”, resaltó Aguirre. Y agregó que el tiempo que el alumno debería dedicar para estudiar y formarse está desperdiciado en la red.


Para evitar mayores consecuencias los profesores deben plantearse nuevas estrategias en el dictado de las clases que capten la atención del estudiante. Algunos optan por incorporar esas herramientas tecnológicas para mantenerlos concentrados.

“Es muy importante que los adultos tomemos conciencia que en esta época los aparatos tecnológicos son muy importantes para el joven”, precisó Aguirre. En ese sentido, destacó que el desafío es desarollar el ejercicio de empatía con los jóvenes para entenderlos y no juzgarlos.


“Hay que explicarles que si bien la tecnología es algo que los acerca al resto del mundo también los aisla y separa. Es decir, los priva de la posibilidad de una relación cara a cara, de la conversación directa, la conversación es mediatizada. Ahí los adultos tenemos la responsabilidad de concienciarlos sobre esa cuestión”, reflexionó.



Control familiar
Los docentes señalaron que la adicción es sumamente nociva y no excluye clase social, sino que afecta a todos los jóvenes por igual. Al respecto, María Gabriela Escalada, licenciada en Psicopedagogía y especialista en pedagogía Waldorf, en la escuela Normal Mixta, explicó que es mínimo el porcentaje de adolescentes que cumple con las 8 horas de descanso.


“En las familias no hay una estructura de alguien que se haga cargo de controlar los horarios y las actividades del chico, ya que estamos en un momento de familias disgregadas o padres que trabajan todo el día”, expresó.


Para Escalada, en algunos casos las pantallas deshumanizan las relaciones sociales que son construidas sólo por medios virtuales.


“Cuando el chico se ve cara a cara con otra persona no sabe cómo relacionarse. Ocurre que por teléfono o e-mail se anima a decir o hacer cosas que personalmente no las haría”, detalló Escalada.


La falencia reside en la falta de límites que establezcan las coordenadas de tiempo y espacio para el desarrollo de las actividades de los jóvenes. Por ejemplo, un adolescente que entra a las 7 debería estar durmiendo a las 22. Al no cumplir las horas de sueño, al otro día el organismo no responde, “el hecho es que no hay ningún adulto referente que haga que se cumplan las reglas de la casa, que reúnen espacio y de tiempo”, sostuvo Escalada.


Cuando el joven está solo acude a los aparatos que le resultan atrayentes, ya que se comunica con sus amigos e intercambian información.


“En épocas anteriores había una estructura familiar que contenía, hay que preocuparse por los tiempos y los espacios del chico, fijar límites: ‘ahora podés estudiar o mirar la tele’. Ese acompañamiento te va diciendo ‘organizate, fijate’. o si no se pierde la responsabilidad y el valor del estudio”, precisó.


Por otro lado, Silvana Domínguez, psicóloga e integrante del equipo de psicopedagogos del colegio Nº 1 Martín de Moussy, contó que realizó una encuesta a estudiantes, al notar la recurrente utilización de las computadoras durante el recreo.


Las respuestas de los adolescentes aseguraron que la utilización para asuntos académicos era escasa.


“Todos usaban la computadora para conectarse a las redes sociales o bajar música, videos y programas. Nada tenía que ver con la escuela, es poco el uso que le daban, muchos profesores se molestan, porque al tener acceso a internet entran en las redes sociales y no prestan atención a la clases”, indicó.


En la búsqueda de soluciones, desde el establecimiento se reunieron con padres, quienes aseguraron que cuando se iban a dormir, los jóvenes permanecían en la computadora, confió la profesional.


Jóvenes adictos a internet
Se llama ‘phonbie’ al hábito de muchos jóvenes y adolescentes que prefieren menos horas de sueño para estar más tiempo conectados a internet. Las tecnologías han cambiado los hábitos de adolescentes y jóvenes, al punto que cada vez más chicos descansan menos por estar en el mundo virtual. Según explica el diario The New York Times, en Estados Unidos, la práctica de trasnochar para seguir conectado se conoce como ‘vamping’, a partir que los propios adolescentes empezaron a usarla en sus comunicaciones nocturnas, a través de hashtag.


La palabra ‘vamping’ alude a sus películas de referencia –las sagas de vampiros–, al hecho de no dormir de noche y al envío de mensajes de textos, mediante computadoras portátiles, tablets o dispositivos móviles. Mientras que en España, apelando irónicamente a los propios jóvenes, que viven pendientes de los dispositivos tecnológicos se los denomina ‘phonbies’, especialmente refiriéndose a aquellos que no dejan sus pantallas ni a la hora de irse a dormir.