La década de la nocturnidad

Jueves 28 de agosto de 2014 | 08:11hs.
Debate eterno. | A pesar de los años de vigencia del Código de Nocturnidad, no cesan los reclamos para revisar la norma en la Capital del Trabajo. | Foto: Gentileza: Marcelo Rodríguez

A casi diez años de la implementación del Código de Nocturnidad, El Territorio recorrió la noche de la capital provincial y debatió con los dueños y los relacionistas públicos de los boliches sobre cómo se adaptaron y cómo se sucedieron los cambios que se vivieron durante la última década en la ciudad con más habitantes de la provincia de Misiones.

 

Los empresarios reconocieron que hay una fuerte demanda por parte de los menores de edad, pero que nadie se arriesga a abrir un local exclusivamente para ellos porque “los chicos no saben divertirse sin alcohol”.

 

Desde la dirección de Control Comunal, dependiente del Departamento Ejecutivo de la Municipalidad de Posadas, se admitió que el mayor consumo de bebidas alcohólicas se sucede en el ámbito privado, es decir, en domicilios particulares en donde antes y después del boliche, los encuentros entre grupos se extienden hasta la media mañana en casi todas las oportunidades. Los altos precios de las bebidas y tragos en las barras de los boliches son algunas de las razones para que los denominados afters se pongan cada vez más en práctica.

 

Según se adelantó desde esa área municipal, está en marcha un estudio amplio para conocer casi con total certeza el consumo de alcohol por habitante de Posadas. Se pudo saber que ese estudio revelará casi con seguridad que las mujeres siguen estableciendo parámetros altos en relación a años anteriores respecto a los varones, tanto en el consumo de alcohol como en otras sustancias prohibidas.

 

Los controles continúan realizándose en los horarios de apertura y de cierre de los boliches, pero en los barrios, las realidades son otras.

 

Por ejemplo, en lo que va del año ya se clausuraron 40 kioscos, despensas o puntos de venta en los barrios de la zona Sur de la capital provincial.

 

Y en esos sectores también se admitió desde Control Comunal que para combatir o detectar los puntos de venta o consumo de drogas, se trabaja en conjunto con Toxicomanía de la Policía.

 

"En muchos kioscos se vende alcohol y drogas al mismo tiempo", se informó.

 

La previa
La noche empieza como cualquier otra. La hora de la previa está marcada por el destape de la primera cerveza, fernet u otra bebida alcohólica elegida para empezar la diversión. Es que hoy salir a bailar, para la gran mayoría de los posadeños, es sinónimo de tomar alcohol.

 

Son las 22 del sábado y en la costanera de Posadas un grupo de amigos, de unos 20 años, empezó la noche a puro fernet.
“Nosotros arrancamos a las 9 y hoy es fernet, pero puede ser birra, depende de la plata que tengamos, después al boliche”, explicó Luca Nobili, junto a su amigos Juan Vacarim, Diego Candia y Andrés Godoy.

 

Los chicos reconocen que hay descontrol pero “siempre tenemos un conductor asignado que no toma y muchas veces le terminamos preguntando qué pasó anoche”, contaron entre risas.

 

Para los jóvenes hay que modificar el Código de Nocturnidad y los boliches deberían cerrar más tarde porque salir a las 6 hoy es “inseguro”, afirman al unísono.

 

“Es que a esa hora todavía está oscuro y cuando volvés los chorros están escondidos, y encima que hay pocas luces, muchas veces se suceden robos o peleas por esa razón”.

 

A pocos metros se encuentra Alberto Romero (46), quien junto a su familia disfruta de una pizza y una cervecita. “Para mí esta bien la ley de nocturnidad, no hay que cambiar nada. Antes había mucho descontrol. Nos juntábamos en el Parque Paraguayo y cuando nos cansábamos de tomar íbamos a la ruta y más de una vez pasaron accidentes”, recordó.

 

En otro banco se encuentra Ayelén, de 20 años. “Generalmente hacemos la previa en la casa de una amiga y de ahí vamos al boliche. Para mí está bien que se hagan controles, muchas veces la gente se queja si hay control y también se queja si no hay controles. Para mí hay que controlar, porque la gente no sabe divertirse sanamente”.

 

“Fue para bien, ahora falta que la familia ponga más control sobre los chicos”, agregó.

 

De caravana

La gira nocturna sigue. En la esquina más famosa del barrio Villa Urquiza, en Cabred al 1.900, se levanta La Metro, uno de los boliches más populares de la ciudad. Es la una de la madrugada y la cola gira en la esquina y ocupa toda la cuadra. Extrañamente no hay ruidos de autos con música fuerte o chicos tomando en la vereda.

 

“Nosotros pusimos seguridad externa a una cuadra del boliche, por acuerdo con los vecinos cuando reabrimos -se incendió en abril del 2013- y ahora los vecinos están tranquilos y nosotros nos evitamos problemas con ellos. Eso lo tuvimos que hacer porque hay ausencia del Estado”, disparó Jimy López, uno de los dueños de La Metro, quien supervisa el ingreso de la gente.

 

“El problema no es cambiar la ley, el problema es que no se concientiza a los padres. Mientras los padres no hablen con los chicos, vamos a seguir viendo chicos borrachos en la calle. Podés prohibir, podés cambiar la ley, pero igual van a seguir tomando en las casas, no se cambia nada con cerrar antes las barras, sólo matás la noche y hay que acordarse que mucha gente trabaja en la noche posadeña”, afirmó López sobre la posibilidad de modificar el horario de cierre de las barras.

 

Ramón Romero, encargado de La Metro, aclara que “somos el único boliche que tiene un rol de contingencia, una enfermería, y que dialogamos con los vecinos y somos los más controlados. Los que controlan la ley siempre vienen acá y nunca encuentran nada porque nosotros estamos de acuerdo a la ley. Hay boliches donde la Municipalidad ni siquiera entra y no sabemos cómo están funcionando o por qué los clausuran siempre y de igual forma siguen funcionando”.

 

Es la 1.45 y en la puerta de Malparida, ubicado sobre la avenida Uruguay, se empujan para entrar. El local bailable se ubica a sólo una cuadra de Trincheras de San José y a menos de 50 metros del Comando Radioeléctrico. El boliche nació en plena vigencia del Código de Nocturnidad y por eso no se observan menores en la fila. Los dueños dejan pasar a El Territorio, pero extrañamente no quieren hablar de la noche.

 

“En nuestra época se descontroló Posadas, en la mayoría de los boliches veías menores, hoy sigue habiendo pero cada vez menos”, explicó Tamara, de 28 años.

 

La posadeña que está festejando el cumple con amigos reconoció que “hoy hay menos controles. Antes había por todos lados. Es por época, cuando pasa algo, salen a controlar, si no, los ves poco”.

 

El reloj marca las 2 y las calles Bolívar y Colón están desiertas. “El centro se está muriendo”, explicó un mozo de los pocos bares que quedan. Las mesas vacías marcan el ritmo de la noche.

 

“La gente está saliendo poco, no hay plata”, agrega el trabajador gastronómico.

 

La crisis también afecta a los locales bailables. Son las 2.30 y en Power sólo hay cinco pistas abiertas de las doce que tiene el complejo bailable más grande de Posadas.

 

“Antes salían 20 mil personas por fin de semana, hoy apenas salen 14 mil, pero nosotros seguimos remándola”, reconoce Guillermo Atencio, relaciones públicas de Power, el boliche con más años de la capital provincial.

 

“Todos los boliches lo sienten, algunos abren sólo una vez por semana, como nosotros. Fijate Mentecato, sólo abre los jueves. Es una crisis que afecta a los más grandes, porque en los lugares chicos no se nota que falta gente”.

 

Respecto a la posibilidad de modificar o actualizar el Código de Nocturnidad, Atencio fue claro: “Hoy la gente se acostumbró, costó mucho imponer las reglas y cualquier modificación que se haga va a ser muy malo, muy perjudicial para todos”.

 

Power sigue siendo el lugar elegido por muchos turistas, sobre todos los paraguayos que cruzan el Paraná para disfrutar de la noche Posadas.

 

“Nosotros venimos acá porque es más tranquilo, en Encarnación cada vez se ven más borrachos a la salida de los boliches, algo hay que hacer”, afirmó Mauricio Gamarra, un encarnaceno que todos los fines de semana pasa el puente internacional San Roque de Santa Cruz para bailar en Posadas.

 

Si es menor la cantidad de gente que va a los boliches, ¿dónde se queda la gente los fines de semana?, consultó El Territorio.

 

“Las fiestas privadas cada vez son más, esperan que los padres salgan, especialmente los fines de semana largo, para organizar en una casa o una quinta y tomar sin control y hasta cualquier hora. Es un problema, porque ahí no tenés hora de cierre y después pasan las cosas”, sostuvo Atencio.

 

Las 2.30 y frente a Cristobal se agolpa la gente para entrar. El guardia privado, con su mejor cara de piedra, rechaza los pedidos para entrar de este diario.

 

"Nosotros tenemos muchos visitantes y lo que más se vende es champán, la gente viene a bailar a un lugar donde puede hacer su onda y no ser molestado”, explica José Catalfo, encargado del local.

 

Para él, los mayores de 21 entendieron y comprendieron la ley de nocturnidad. “Nosotros manejamos un target de gente que cuando se apaga la música se retira sin problema. Nosotros cumplimos la ley a rajatabla y somos muy controlados porque estamos en el principal paseo público de la ciudad”.

 

“La noche en Posadas es furiosa” dispara Araceli, quien lleva en sus manos un champán. Justamente las mujeres vienen ganando terreno en lo que respecta al consumo de alcohol en Posadas, según datos de Salud Pública.
Son las 3 de la madrugada y en El Fogón, uno de los últimos pubs que se abrió en Posadas, no cabe un alfiler. Pese a eso, hay cola para tratar de entrar.

 

“Nosotros nacimos dentro del Código, pero muchos de los que trabajamos acá sabemos lo que era antes. Es más, yo perdí a un amigo, el Pincha Centeno, que lo mataron a la salida de un boliche, así que para nosotros la ley está bien. No te voy a negar que quiero que esté más tiempo abierta la barra, pero hay que tener control como en todas las cosas”, reflexionó Julio “Pollito” Villagra, de relaciones públicas de El Fogón.

 

Para Villagra, en Posadas “hay público para todos, sólo hay que saber ganarse a la gente; nosotros tenemos distintas estrategias y tratamos de que se sientan bien y mimados, para que vuelvan”.

 

Sobre la posibilidad de modificar la ley, Villagra fue contundente: “Creo que nos va a perjudicar a todos, porque la ganancia de los boliches no está en la entrada, sino en la venta de las barras, y si nos acortan el tiempo, nos van a sacar margen de ganancia”.

 

La noche se termina, el sol empieza a aparecer, pero los chicos y las chicas quieren seguir divirtiéndose y los afters son la opción.

 

“Hay mucho after en Posadas y cada vez más en los barrios. En el boliche vos sabes que hasta cierta hora podés tomar, pero en un after no hay límites y ahí hay problemas”, afirma Villagra, que al igual que el resto de los dueños de los boliches, pide más controles en los barrios.


Los números
14.000
Son las personas que salen en las noches posadeñas durante los fines de semana, según empresarios del sector.
4.000
Es el promedio de personas por noche a mediados de mes, según la Municipalidad.
50
pesos cuesta una cerveza de un litro en las discos.

Por Pablo Lizarraga
pablolizar@yahoo.com.ar


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