Estudiantes recorren la provincia para alfabetizar

Miércoles 30 de julio de 2014 | 07:53hs.
Un derecho. | Las clases se dictan bajo el modelo de la fundación cubana.

Enviar un mensaje de texto, ayudar a los niños con sus tareas escolares, firmar un documento o distinguir lo que dice un cartel en la calle. Son acciones que en el siglo XXI todo el mundo tendría que saber hacerlas. Sin embargo, en Misiones viven personas que todavía no pudieron acceder al derecho de aprender a leer y escribir.

 

Con el objetivo de brindar una ayuda desde el conocimiento, estudiantes de distintas carreras de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) se sumaron a la propuesta de alfabetización para adultos en zonas agrarias llevada adelante por el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (Renatea) junto a la Fundación Un Mundo Mejor Es Posible (Ummep) y el Movimiento de Participación Estudiantil (MPE).

 

Conocer otros contextos, abrirse a otras realidades, vivir la experiencia y tener contacto con la gente son las metas que impulsan a los jóvenes a recorrer la provincia y generar un aporte concreto a la comunidad.

 

En Misiones, el grupo de estudiantes ya venía trabajando con el Sindicato de Tareferos realizando relevamientos. El año pasado arrancaron con una prueba piloto y lograron graduarse 20 personas. Este año, comenzaron a alfabetizar a 70 personas en San Vicente, El Soberbio, Andresito, Oberá, San José y Bernardo de Irigoyen. El objetivo es alfabetizar a 200 tareferos y pequeños productores.

 

De manera voluntaria, los estudiantes trabajan in situ, en las casas de las familias. Durante las clases, utilizan el método cubano de la fundación Yo Sí puedo, que surgió después de la revolución de dicho país para erradicar el analfabetismo. Consiste en encuentros que se desarrollan a través de videos junto a los facilitadores durante 3 y 4 meses.

 

Al mismo tiempo, el equipo difunde los derechos y la legislación que protege al sector, como el estatuto del peón rural o la Ley de Trabajo Agrario.

 

“No es solamente ir a enseñarles a leer y escribir, también es ir a aprender mucho de las dificultades que tienen las personas de ese sector, que están con los derechos vulnerados en muchos sentidos. Es un aprendizaje mutuo”, explicó Ingrid Carlson, de 26 años, estudiante de la carrera de Comunicación Social.

 

Ingrid es oriunda de Oberá y fue facilitadora de familias del barrio San Miguel. Este año está desempeñando el cargo de coordinadora de los facilitadores del NEA (Formosa, Corrientes, Chaco, Misiones y Entre Ríos).

 

La tarea no es fácil. Se necesita de perseverancia, constancia y esfuerzo. “Por ahí les sale una changa y no pueden venir y algunos tienen que dejar por cuestiones personales, pero se trabaja mucho en poder sostener las clases, darles una mano y explicarles la importancia de aprender a leer y escribir”, sostuvo la joven.

 

Y aclaró que durante los encuentros se genera un ida y vuelta de aprendizajes: “Aprendemos con ellos. Nosotros no somos ningunos iluminados que vamos a ir a enseñar y volcar conocimientos, sino que es algo dialéctico, es aprender juntos, entendernos y ayudarnos”. Al mismo tiempo, se van creando lazos entre las familias. "En Oberá, me tocó un grupo de mujeres que estaban muy contentas y con mucha iniciativa por aprender, porque sentían que se estaban perdiendose de algo al no saber leer y escribir”.

 

Además, la experiencia sirvió para ir derribando algunos prejuicios. “Por ejemplo, que no alimenten bien a sus hijos no tiene que ver con un egoísmo de parte de madres o padres sino que muchas veces es el desconocimiento sobre salud o higiene. Y la educación posibilita algo más integral, que enseñes letras y que también hables sobre nutrición y otras cosas”.

 

El año pasado, Gianina Almozni fue facilitadora en Jardín América, en el barrio Capilla 1, junto a dos compañeros. La joven de 23 años estudia la carrera de educación especial. “Para mí fue una experiencia muy importante en cuanto al futuro profesional. El contacto que uno genera con la gente, uno pasa a ser parte de su vida, hasta se comparten cumpleaños. Y lo más lindo es cuando te dicen que pudieron leer un cartel en la calle o mandar mensajitos”.

 

Sobre la situación habitacional de las familias, Gianina describió: “Nos han tocado muchas situaciones, desde gente que no tiene luz, ni agua potable, que todavía tiene letrina, y gente que tiene baño instalado y vive mejor. Pero utilizan las ayudas del Estado y eso les permite seguir avanzando y estudiar”.

 

A su vez, la estudiante apuntó al principal motivo de la falta de escolaridad en los adultos tareferos o productores rurales: “Muchos, desde muy chicos tuvieron que trabajar con sus padres. Hoy hemos notado que gracias a la Asignación Universal los chicos acceden a la escuela y los padres te dicen que la prioridad es la escuela”.

 

Aporte y compromiso

 

Para Ingrid, el proyecto de alfabetización “es muy importante porque los estudiantes a veces estamos encasillados dentro de la academia y leemos muchos libros pero no conocemos la realidad de nuestra región, de las personas que de verdad no tienen el acceso que nosotros tenemos”.

 

Y agregó: “Hay personas que no proyectan ir a la universidad porque no sienten que puedan hacerlo, no piensan ni siquiera que pueden ir al colegio y aprender a leer y escribir. Es como un sueño".

 

Por eso, es necesario tomar conciencia para transformar: "Si no conocemos la realidad de un sector que está vulnerado, de personas que son iguales a nosotros y no conocen lo que es desayunar todas las mañanas, almorzar, estudiar, tener un libro, entonces... qué sentido tiene tu profesión si no vas a trabajar para mejorar la situación de esa población”.

 

Gianina también opinó sobre los objetivos del proyecto: “Poder involucrarnos y empezar a comprometernos hoy desde nuestra formación para devolver en cierta manera lo que ellos aportan para que nosotros podamos estudiar. Pero más que nada, es generar el compromiso y conciencia en los estudiantes; que también tiene que ver con una cuestión de ciudadanía, empezar a pensar en el otro, romper con el individualismo. Por eso buscamos que cada vez sean más los estudiantes que participen para que vivan la experiencia”.

 

 

Nota perteneciente a la edición impresa.