Cartas de Lectores

Lunes 18 de agosto de 2014

La era del cuadrado

Era un redondo que apareció en la sociedad de los cuadrados, no encajaba en ningún lugar. La sociedad de los cuadrados, construía todo cuadrado, las casas, los puentes, los edificios, los autos, hasta las pizzas eran cuadradas; se sentían orgullosos de pertenecer a una sociedad tan organizada, y si, los Redonditos de Ricota estaban prohibidos.
Pero cuando llegó el redondo, no sabían qué hacer porque los niños preguntaban a sus padres, si su forma, cuadrada, no estaba pasada de moda. Les decían que los redondos parecían más fuertes, porque aguantaban mejor la presión. Entonces sometieron al redondo a un tratamiento de gimnasia para que logre transformar su cuerpo, pero no hubo caso; también con psicólogos, que trataban de hacerle olvidar su origen redondo y de cambiar sus ideas, hasta médicos intentaron cambiar su forma con operaciones, pero no lo lograban ya que lo ovoide volvía a reaparecer, lo redondo se le manifestaba hasta en la forma de hablar. Por eso decidieron mantenerlo aislado en una prisión, para que los niños no cuestionen la organización social. Y prohibieron el uso de la rueda, por más que la necesitaban para hacer más holgado el trabajo, porque era un símbolo subversivo.

Dice la historia que el redondo se escapó de la prisión, pero no intentó convencer a los cuadrados de que otras formas de vida eran posibles, estaban tan convencidos de que su sociedad era la mejor, que no iban a escucharlo. El redondo logró huir con una cuadrada y se fueron a vivir a una isla en el océano, tuvieron muchos hijos, triángulos, rectángulos, rombos, polígonos, etcétera. Los que se multiplicaron. Y a los cuadrados no les quedó otra que aceptar las diferencias.

Pablo Martín Gallero
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La importancia del cómo

Señor Director:
Escuchamos de parte de casi todos los dirigentes cuando se refieren a que ha bajado o subido -depende el lado de la vereda que se mire- la pobreza, desempleo, miseria, desnutrición, inflación, inseguridad, corrupción y otros candentes temas y que hay que combatirlos, eliminarlos, desterrarlos. Es totalmente cierto. Esas declaraciones solamente nos hacen recordarlas.
Pero lo que poco o casi nada se escucha de parte de los que hablan y hablan y poco dicen de esos delicados temas es: cómo hacerlo. Los políticos y otros dirigentes  de uno y otro bando se van en declaraciones, manifestaciones, discursos, arengas, repeticiones de historias, en intenciones, en que las culpas son de fulano… y de mengano….. y por poco del viejo vizcacha también. El ciudadano se cansó de tanta cháchara de unos y de otros. Hoy, el ciudadano común necesita saber cómo se solucionan estos problemas. Basta un ejemplo sencillo: se dice que para tratar al alcohólico primero él debe asumir su problema, aceptar que es un alcohólico. Con este ejemplo entiendo que lo primero para ayudar a resolver los problemas en la Nación es: asumir la verdad, el problema, duela a quien le duela. Asumir y admitir las equivocaciones. Asumir que a muchos no les gusta la Justicia (ni los jueces, ni sus fallos), no gusta la decencia, la lealtad, el honor, la incorruptibilidad, la moral y buenas costumbres. Eso debemos desterrar de la República. El designar personas capaces, honradas, decentes y rectas para que ocupen cargos claves, de mucha responsabilidad es el comienzo de la solución. Los hay pero temen comprometerse. Se entiende.  Hoy ¿algún partido se hace cargo de los actos de corrupción de alguno de sus miembros? ¡No! eso es otra cosa a cambiar.
Entonces ¿cuál es la clave para empezar una transformación?  Un sacrificio que comience por arriba. Una acción del Gobierno que demuestre firmeza y no dudas, con autoridad, usando en consenso la mayoría que detenta. Una coalición política de los referentes. Para eso hay que previamente cambiar el sentir del político y la casi totalidad de la sociedad,  permitiendo así acceder a la  política y a la Justicia a gente honesta, capaz  y sin prontuarios. Permitir a quienes se comprometan y dediquen con el servicio al pueblo. Exclusivamente al pueblo. ¿Cómo? Promoviendo la honestidad , educación, el trabajo, responsabilidad, creatividad, y el mérito ante la indiferencia, sumisión y resignación que socavan los cimientos de la sociedad y de las instituciones en particular. No tengo la vara mágica para todos los cómo, pero antes que algún iluminado o abúlico comience a hablar de problemas, que hasta el más tonto lo sabe y muchas veces de lo que hay que hacer… que aproveche la tarima o donde esté parado y también se exprese en cómo resolver el problema que dice que existe. Que aporte aunque sólo sea una idea. Si tiene boca para denunciar actos de corrupción que vaya a la justicia y si no le gusta cómo lleva la causa el juez que lo denuncie también. Hay hambre y desnutrición: que denuncie a los responsables, las malas políticas implementadas y que diga cómo solucionar el problema. Que hay inseguridad: lo sabemos, pero si denuncia el tema también que diga cómo bajar o eliminarla. Difícil que alguien rechace una ayuda, una idea, cuando no puede resolver un problema.  

Jorge Saldivia
Candelaria